O Diego o que no venga ninguno
Un mal día, peor en las sensaciones que en el marcador, y las dudas asaltan la estabilidad del Atlético. Se bajan Godín y Filipe y se acabó la roca. Los recambios no dan el nivel y los demás desconfían. Y al hacerlo, reculan más de la cuenta, se remangan, pero se desentienden de la otra parte del campo. El bloque se cae en cadena. Faltaron ideas y ganas de ataque en Villarreal, pero posiblemente por los efectos del gol tempranero y, sobre todo, del aspecto a mantequilla de su defensa. El Atlético se arma de atrás hacia adelante. El rival también lo sabe.
El caso es que la pregunta vuelve al aire. ¿Le da al Atlético con lo que tiene para aspirar a todo? La religión del partido a partido recomienda no distraerse en la cuestión. Las cuentas, al final. Si viene Diego en Navidad, por supuesto; es bueno y sabe de lo que va. Si no, no pierdan la cabeza. No se trata de fichar por fichar. No vale cualquiera, a la vista está. No es tan fácil integrarse en una máquina como la rojiblanca. Lleva su tiempo y su trabajo. Miren a Alderweireld. Este Atlético es consecuencia de los que están. No les pierdan aún la fe.