Mestalla está harto de su equipo
Djukic decía ayer que “para jugar en Mestalla y ser jugador del Valencia había que tener huevos”. Pero es el aficionado el que dice “que hay que tener huevos para seguir yendo a Mestalla a ver a su equipo”. Conozco a mucha gente que con el pase sacado y pagado no va a Mestalla, otros que han dejado de sacarse el pase y lo más grave: otros que regalándole una entrada no van. Les entiendo. Es un sopor ver jugar al Valencia. El aficionado está en tierra de nadie: ésa en la que los resultados y el juego no te dejan ni alegrarte ni cabrearte del todo. Como si el aficionado quisiera que su equipo rompiera a algo: malo o bueno, pero a algo para poder desahogarse. Este Valencia empata, como ayer, pero deja síntomas de derrota. La gente no la toma con Djukic por el recuerdo al equipo en el que jugaba, pero si anoche en vez de Djukic es Unai (tres temporadas seguidas tercero), el entrenador no sale vivo.
El Valladolid es el que se fue cabreado por no ganar y el Valencia el que quería que el descuento fuese cero minutos. El Presidente ha bajado los precios y hay los mismos socios que la temporada pasada: 35.000, que son 11.000 menos que en 2009. Son los años en los que el Valencia ha ido perdiendo a sus estrellas para pagar el 33% de su deuda y ya no tiene jugadores franquicia que vender ni por 10 millones y si no vuelve ya a Champions aún tendrá que vender a tres o cuatro de los clase media actuales. ¿Qué equipo quedará entonces? Es el gran peligro que acecha. Bajar otro escalón: éste sería de Europa League a estar entre el 7º y el 10º. Y yo sigo creyendo que la plantilla no es tan floja. Y Djukic lo reconoce. ¿Entonces?