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Nadal, contra viento y marea

Fue un partido tremendo. Sensacional incluso, según se acercaba el desenlace. Desenlace un tanto incierto, porque si Nadal tuvo un match-ball, Wawrinka tuvo su set-ball. Wawrinka fue mucho más rival de lo que aparentaba. Nunca había ganado un set a Nadal -y van 26-, pero justificó su inclusión en el top-10. Una gozada, por cierto, escuchar los comentarios de Tomás Carbonell. Como ex jugador, llega donde los periodistas no llegamos. Con las palabras justas y a su tiempo. Con Carbonell nos podemos meter en la mente de cada jugador. Nos advirtió de que Wawrinka iba a ser un hueso. Y más aún con un Nadal que no se encuentra cómodo jugando bajo techo. Al final Nadal tuvo que sacar lo mejor de sí mismo para ganarle.

No puede ser casual que de los sesenta torneos que ha ganado Nadal, sólo dos hayan sido en pista cubierta. Habrá jugado menos, pero su porcentaje de victorias también baja mucho con respecto al aire libre: 66% frente al 86%. Nadal dijo en Londres que en los torneos indoor el sonido es diferente, porque rebota en las paredes y en el techo, y que los rivales pegan más fuerte, porque no les molesta el viento. En el tenis, y en cualquier otro deporte de alta competición, las sensaciones influyen de manera notable en el rendimiento. Nadal las padece ahora, y las disfruta cuando llega la temporada de tierra al aire libre. Y ahora que no goza del viento a favor está ahí arriba. En semifinales, y seguro número uno de 2013. ¡Gran Nadal!