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La tarjetas dependen de la iglesia católica

Por mucho que tratemos de vender la excelencia de la Liga BBVA, ésta no pasará de ser una competición bananera digna de reseñarse en el National Geographic si no se quita de encima de una vez la losa de las fiestas católicas. La modernidad y la eficiencia van por un lado y los beatos por otro. Todo esto viene a cuento de que David López, que el sábado ante el Levante vio la quinta tarjeta amarilla de la temporada, podrá jugar ante el Barça porque el Comité de Competición no se reunirá el viernes debido que es la festividad de Todos los Santos. Hay que indicar que los pericos no ha recurrido esa tarjeta y que, puestos a palmar, preferirían que David, que está siendo uno de los mejores del equipo en este arranque de temporada, se perdiera el partido del Camp Nou, pero que pudiera jugar ante el Sevilla en la siguiente fecha. Pues no. Resulta que el viernes es un día hábil para poner partidos pero no para imponer sanciones que únicamente requieren un sello y una firma. Un currazo.

No es esta la primera vez que ocurre un despropósito semejante. El 20 de marzo de 2012, Martins del Granada jugó ante el Barça a pesar de tener cinco tarjetas porque el día anterior, 19 de marzo, San José patrón del trabajo (jódete lorito con la ironía), el Comité no se reunió. Curiosamente, como va a pasar esta vez, se perdió el partido siguiente, que era ante el Sevilla de nuevo. Seamos serios, con los millones que se mueven en este negocio es carpetovetónico que las reuniones del Comité de Competición se rijan por el calendario de Rouco Valera y sus secuaces. Y mientras, nos sorprende que los jugadores islamistas ayunen en Ramadán y nos parece normal que cuando se gana una copa, el equipo la lleve a una iglesia. Por un fútbol aconfesional, ya,