Rakitic está para un grande

Menos de tres años al calor de La Giralda y la convivencia de una novia, Raquel, con la que hace tres meses tuvo a su primera hija, han bastado a Ivan Rakitic para dominar un castellano tan fluido como peculiar, adobado con gracia por el acento de la muy obrera barriada sevillana de Pino Montano. No es exageración: Rakitic habla, siente, vive y casi juega con el sello del equipo y de la tierra en la que cayó de pie. Capitán del Sevilla desde este mismo verano, el todocampista croata ha mutado aquel juego tan efectivo como monótono con el que llegó del Schalke 04 en una suerte de arte infalible, letal. No hay partido en el que no nos dedique una, dos o tres pinceladas decisivas mientras Nervión comienza a adorarle al nivel de los mejores de la historia sevillista.

Siete goles y siete asistencias, entre Europa y la Liga, suma ya esta temporada el genio de Rheinfelden. “Está para un grande. Puede liderar a cualquier equipo del mundo”, dicen de Rakitic directivos y aficionados por los pasillos del Pizjuán. Lo dicen flojito, para que no se entere nadie, mientras tocan madera porque no quieren perderse la suerte y la aportación del mejor futbolista de largo que viste ahora mismo los colores blanquirrojos. Su liderato ha enderezado los números (11 de los últimos 15 puntos) en un inicio de campaña irregular para el Sevilla. Mientras el equipo de Emery acaba por cuajar, Rakitic ya lo ha hecho: está para un grande y si lo demuestra en el Bernabéu, escaparate mundial, Nervión no podrá mantenerlo más en secreto.