Pol se sobrepuso como el campeón que ya es

Pol se sobrepuso como el campeón que ya es

Antes de arrancar la temporada de Moto2 me inquietaba el posicionamiento en el que había quedado Pol Espargaró tras el paso del campeón vigente, Marc Márquez, a MotoGP. Su condición era la de indiscutible favorito, algo que asumía con una naturalidad y convencimiento que me resultaban llamativos. Como casi todo en la vida, pensé, se trata de una cuestión de medida y la seguridad puede ser muy positiva siempre que, en exceso, no se convierta en relajación. Eran simples cábalas o sospechas que, sin embargo, me preocuparon más cuando las cosas comenzaron a torcerse para el catalán, por el excelente rendimiento de Scott Redding y también por sus propios errores. Me temía que esa presión, esa candidatura al título que parecía tan obvia, le hubiera pesado como una losa, una carga de la que no siempre es fácil deshacerse…

A partir de ese instante sólo quedada esperar para conocer cómo gestionaría el menor de los Espargaró la nueva coyuntura. De su talento era innecesario dudar, así que la clave residía en su capacidad para sobreponerse a una situación que entonces pintaba muy adversa, llegando a ser de casi dos carreras de déficit respecto al liderato del británico. Y Pol nunca se rindió, siguió confiando en su potencial, en sus prestaciones y en su moto, consciente de que al igual que él había fallado podía hacerlo su rival. Y así fue. La suerte le resultó esquiva a Redding y llegó la oportunidad para Espargaró. Una oportunidad que se había ganado con constancia, esfuerzo y superación. Justo la actitud que se espera de quien busca la excelencia del triunfo, de todo un campeón del mundo como ahora ya podemos decir que es Pol y con absoluto merecimiento. Enhorabuena por el título… y por lo trabajado que ha sido conseguirlo. Seguro que así sabe incluso mejor.

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