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Seguro que saldrá escaldado

No se puede estar en misa y repicando. Y Diego Costa lo ha pretendido. Error. La pasada primavera se le vio entusiasmado con la llamada de Brasil. Era un sueño para él. Jugar con su país de nacimiento, entrar en la lista de Scolari a un año vista del Mundial que se jugará allí. Pero poco después se llevó el chasco de verse fuera de la Confederaciones. Y ahí empezó a dejarse querer por España. Con cierto aire de despechado hizo llegar mensajes a Del Bosque de que estaba listo para enfundarse La Roja. Por el interés te quiero Andrés. Es humano. No quiere perderse Brasil 2014. El próximo Mundial le pillaría ya rondando los 30 años.

Muy bien. Pues una firmita en un papel diciendo que renuncias a jugar con Brasil y listo. Ah, amigo, eso no. Que me crujen en mi país, que mi familia se tendría que esconder. Y claro, Scolari que reacciona y le convoca para los partidos del próximo mes. Y ahora ya no valen medias tintas. O reniegas de la canarinha para el resto de tu vida o te olvidas de tener a España de segundo plato para jugar el Mundial. Finalmente todos pierden. El jugador porque no ha sido claro nunca. Del Bosque porque contempló una quimera. Y Scolari porque parece que le llama para fastidiar a España. Haga lo que haga, Diego Costa no tendrá un estreno placentero. Él se lo ha buscado.