Ironman: el triatlón, el genuino
El triatlón es uno de los deportes más modernos que se practican. Hace 35 años no existía, el Mundial se disputó por primera vez hace 24 años y no fue olímpico hasta hace 13. Pero el triatlón no nació tal y como hoy lo conocemos en estas competiciones, donde Gómez Noya es un campeón. El triatlón nació a lo bestia. Nada de 1,5 kilómetros de natación, 40 de ciclismo y 10 de carrera, distancias sobre las que se celebran los campeonatos, sino 3,8 kilómetros de natación, 180,2 de bicicleta para acabar con los 42,195 de la maratón. ¿Y eso es posible? De eso se trataba. Para saberlo, los marines estadounidenses desplazados a la isla decidieron hacer seguidas la travesía de la bahía de Waikiki, la vuelta ciclista a Ohau y la maratón de Honolulú. Era 1978.
Hubo un vencedor: Gordon Haller, en 11 horas, 46 minutos y 58 segundos. La prueba quedó mitificada desde el primer momento. Coronaba al hombre de hierro. Había nacido el Ironman. Con el tiempo surgieron dos hombres míticos: Dave Scott y Mark Allen, ganadores seis veces ambos, y que en 1989 protagonizaron un duelo feroz. Fuera del Ironman no se concebía profesionalizarse en el triatlón, mas su acercamiento, tanto geográfica como físicamente, a otros grandes deportistas, lo popularizó. Pero el triatlón en origen sólo fue uno: el Ironman. Quien no se atreviera con él, que se fuera a otro deporte. Ayer, Iván Raña y Eneko Llanos no sólo lo terminaron, lo cual es una proeza, sino que compitieron para intentar ganarlo. Impresionante.