Sabemos que Red Bull es una escudería con tendencia a llevar al límite cualquier resquicio del reglamento técnico. Son varias las ocasiones en las que los inventos de Adrian Newey han rozado lo permisible, porque interpreta las normas con más astucia que el resto. Pero jamás se me ocurriría afirmar que hacen trampas mientras que las evidencias no lo confirmen y menos ahora que están arrasando con un RB9 que parece más competitivo que nunca. Viene esto a cuento por las sospechas que ha hecho públicas Giancarlo Minardi, insinuando que el coche de Vettel podría haber utilizado una especie de control de tracción en Singapur. Sí, allí donde el alemán pasó por encima de todos, con tiempos inalcanzables durante toda la carrera…

Me cuesta creer, la verdad, que Red Bull se la juegue de esa manera a estas alturas de la temporada. Tiene los títulos, de pilotos y constructores, muy encarrilados y no parece que necesiten recurrir a este tipo de argucias para seguir dominando. La lotería ya les tocó cuando Pirelli decidió cambiar los neumáticos dando un paso atrás para acercarse a 2012, con lo que ciertas carencias que mostraron a comienzo del Mundial (cuando Ferrari y Lotus marcaban la pauta) quedaron en el olvido. Arriesgarse optando por soluciones comprometidas cuando queda tan poco de campeonato 2013 y tanto cambiará el de 2104 no tendría sentido alguno, sería algo ridículo. E insisto en que sospechar de tu rival justo cuando te está dando una paliza lo encuentro poco oportuno…