Una candidatura política
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La candidatura de Ponferrada para organizar los Mundiales de ciclismo dentro de un año sigue para delante, pero está costando. Esperemos no encontrarnos con la sorpresa de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) se los lleve a otro lugar. Desde hace tiempo tiene preparado un plan B. La financiación sigue sin estar muy clara. El presupuesto se ha rebajado de catorce a nueve millones, hay patrocinadores pero hasta ahora ninguno ha pagado y los tiempos no están para que las subvenciones completen lo que pueda faltar. Por otro lado también está la cuestión deportiva, aún no del todo aprobada. Hubo que cambiar los circuitos originales y ahora la UCI tiene que aprobar otros detalles. Encima, la oposición municipal en Ponferrada no ve la cosa clara.
Todo viene a consecuencia de que es ésta una candidatura que responde a unos intereses políticos. Se gestó en 2009, cuando la crisis se veía aún lejana y había dinero para casi todo. El ayuntamiento vio la oportunidad de que si organizaba los Mundiales el dinero público le arreglaría las carreteras para que el campeonato dejara una imagen magnífica. Cuando se utiliza el escaparate del deporte para otros fines, la cosa no siempre sale bien. Como los Juegos Mediterráneos de 2017 que consiguió Tarragona. Los pidió para mejorar las infraestructuras de la ciudad, y ahora se encuentra en serios aprietos. Quizá ya no se celebren más. Ni éstos, ni ninguno. Los Juegos Europeos, ya aprobados para 2015, serán el final de los Mediterráneos.




