El miedo de un jugador sin verano

Permitir la invasión del tiempo de mercado en el territorio de la competición trae estas cosas. Bale aterrizó de emergencia en el Madrid, producto de la propensión del Tottenham a llevar al límite las negociaciones, y ahora se ve en un apuro. En el asunto se mezclan su físico, su cabeza, su precio y las prisas del Madrid.

Es un futbolista sin pretemporada y eso le aterra. Cree que hasta abrocharse los zapatos puede lesionarle. Y sabe también que una baja prolongada alargará el debate sobre su precio. Por eso dio marcha atrás el domingo, a sólo diez minutos del partido con el Getafe. También pareció imprudente que Ancelotti le hiciese jugar una hora en El Madrigal, más si se tiene en cuenta el estado de gracia de Di María. En Villarreal había más toro del que presumía el italiano. Parecía más aconsejable hacerle debutar en casa, ante el Getafe, en partido muy a favor de obra. Ahora se acelera para presentarle en el derbi más igualado en quince años. Definitivamente, su ingreso en el Madrid es por urgencias. Y no sé si está justificado.