El Angliru, el mayor espectáculo
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Vimos las gradas de la Caja Mágica medio vacías. Las del Stozice Arena de Liubliana, no digamos. Vale que en el tenis no nos jugábamos más que la permanencia ante Ucrania, pero estaba Nadal. Vale que en Liubliana el partido España-Finlandia interesara poco, pero no dejamos de ser los campeones de Europa y la única Selección capaz de plantar cara a Estados Unidos. Las cunetas del Angliru estaban, en cambio, abarrotadas. Abarrotadas hasta el extremo de provocar un caos en la transmisión por televisión. ¡Ni la moto cabía! ¿Es que el ciclismo puede crear más expectación que el tenis y el baloncesto? Si se trata del Angliru, sí. El Angliru se ha situado a la altura de los mayores espectáculos que puedan verse en el deporte.
Aunque el ciclismo no tenga taquilla y los espectadores lo puedan presenciar gratis a pie de cuneta, a los miles y miles de personas que subieron ayer al Angliru les salió más caro ver la etapa que comprar una entrada para el tenis. Ver a Nadal y a Verdasco el primer día costó un mínimo de 42 euros, algo de lo que se quejó precisamente Nadal. Cuantificar cuánto se gastaron los aficionados que estaban en el Angliru es más difícil de precisar, pero hay que llegar en coche hasta Riosa, y pasarse todo el día fuera de casa, con el consiguiente gasto en comidas y bebidas. Además, hacer el esfuerzo de subir a pie. ¿Haríamos esto por un partido de tenis o de baloncesto? No lo tengo claro. Por el Angliru, sí. El Angliru es el rey y hace grande el ciclismo.




