Están condenados a entenderse

Terminadas las trabajosas negociaciones para la contratación de Bale, Florentino Pérez tiene ahora que coger aire y lanzarse a la tarea de finiquitar la renovación del contrato de Cristiano. Lo positivo de la situación es que las dos partes desean el entendimiento. En el entorno del jugador no hay nerviosismo. Se respira la tranquilidad dada por el hecho de saber que las bases esenciales del nuevo acuerdo ya están puestas y que lo que falta solucionar son algunas cuestiones, ciertamente importantes y quizás más después de la llegada del jugador galés, pero que, con buena voluntad e inteligencia por ambas partes, se podrán solucionar.

Después de haber logrado lo más difícil, o sea, el reconocimiento y el cariño de la afición, lo que más desea Cristiano es continuar. Por supuesto no a cualquier precio, pero sí al que considere que es el más justo teniendo en cuenta el inevitable juego de las comparaciones. Por razones obvias, al Real Madrid no le conviene perder a la que es su joya de la corona y, con tal comunión de intereses, se llegará, semana más semana menos, a un final feliz.