Al COI le espanta la austeridad

La noche de Buenos Aires fue larga y pesada, con todo el mundo buscando explicaciones y sin encontrarlas. Me recordó a las ya vividas en Singapur y Copenhague, donde Madrid sufrió los anteriores revolcones. Sólo que este ha sido peor, porque caímos a la primera y en un desempate con Estambul que se sintió como una afrenta. Y no faltaban los que decían esto ya lo sabía yo, ninguno de los cuales había dicho antes de la votación que lo supiera. La verdad es que antes de la votación había moderado optimismo, que en ‘los círculos bien informados’ se daba a Estambul por cenicienta y que se tenía respeto a Tokio.

Pero por tercera vez comprobé que el pensamiento de los miembros del COI es inescrutable. En la salida de la Vuelta a España, en Pontevedra, alguien le había preguntado a Rajoy qué pronóstico tenía, y había contestado con sencillez: “De esto sólo sé que no se sabe nada” . Y es así. Nunca se sabe nada de antemano, ese concilio de cien cooptados que es el COI resulta impenetrable. ¿De qué valen las notas previas, de qué el teatrillo final, con las jerarquías del Estado recitando la lección como párvulos ante el maestro severo? ¿No era Madrid previamente la mejor en todo, no tenemos hasta un Príncipe olímpico?

Sí, pero somos pobres. Fuimos abanderando la austeridad, y esa es una virtud que el COI no cultiva. Tokio, por contra, presumió discretamente de dinero, de dinero en el banco, y de un largo panel de ‘sponsors’ asegurado. Tienen tropecientas centrales nucleares sobre una falla geológica, pero tienen dinero. Nosotros, no. Madrid no tiene radiactividad, ni una guerra a punto de estallar en la región, sólo tiene unas bolsas de sangre que alimentan una sospecha infamante y bien que nos lo hicieron recordar. Pero España es ahora pobre y la propuesta de unos JJ OO austeros se escucha pero no se atiende.