Ha dejado de ser una promesa

La mejor manera para conocer el valor de un futbolista es otear el mercado y comparar. Si tras un repaso concienzudo te sobra con los dedos de una mano para contar los que son iguales o mejores que él en su puesto, es que estás ante un jugador de talla mundial. Aplíquenlo en este caso a Courtois. Cuando lo fichó el Chelsea procedente del Genk hace dos veranos, era una promesa. Ahora no. Su parada sobre la bocina en Anoeta el pasado domingo la hubieran firmado Casillas, Valdés, Cech o Neuer. Y con Buffon en declive, no busquen muchos más porque no los hay.

Sabe el belga que ha llegado aquí por la confianza ciega que ha tenido el Atlético desde el primer día. Por eso no tiene prisa en marcharse. Ahora repite el discurso del pasado año. Ya veremos el próximo verano, dice. Pues ya veremos. Tampoco se le ve a Mourinho con prisas para repescarlo. Pero mientras, se asegura que la progresión no se detenga. Los entendidos en guardametas me dicen que este chaval, cuando tenga treinta años y diez de experiencia jugando en la élite, puede acabar siendo un portero de época. Y siempre recordará lo importante que fue el Atlético en su carrera.