España es responsable e insaciable
No faltó nada. Llegó completo y saciante el estreno de España. Una paliza no muy exigente a Croacia en la que pudieron jugar los doce miembros de la plantilla, con un comienzo de partido de golpe en la mesa que enganchó al aficionado y un desenlace contundente de asfixia al enemigo. Un equipo de principios que sabe llegar a los finales. No faltó un golpe de autoridad del entrenador jefe novel en forma de técnica y el clímax de cada día en forma de alley-oop de Sergio Rodríguez y Rudy Fernández. La costumbre de la excelencia vuelve a envolver de normalidad un partido como éste de España y vuelca el juicio (despiadado) hacia la víctima.
Los mentalistas. La psicología cada vez posee más capacidad de decisión en el deporte de élite. España es el equipo responsable e insaciable, optimista ante cualquier desliz, irreductible en su confianza. Sus prácticas de malos comienzos y progresiones espectaculares se habían vuelto costumbre en los últimos torneos pero en este caso, casi sin proponérselo, las novedades en el banquillo y en el plantel les han hecho más cuidadosos en el debut.
Ridículo croata. Sin desmerecer a España, la actuación de Croacia rayó el sonrojo. Cuarenta puntos anotados y la sensación de impotencia del último cuarto deberían ser incompatibles con el talento natural de jugadores como Bogdanovic, Saric o Zoric. Por ese mismo lado dictaminó su público, que ocupaba la mayor parte del Celje Arena.
Sorpresas con y sin fundamento. Georgia es un equipo aguerrido y de un alto nivel de cualificación táctica y Polonia no supo jugar, favorita y sorprendida, por debajo en el marcador. República Checa ha subido en respetabilidad. Turquía, que perdió contra Finlandia, es un dechado de escasa fiabilidad y comportamientos imprevisibles. Rusia llegó tocada sin Kirilenko ni Khryapa y cuanto más joven y renovada más peligrosa y descarada resulta Serbia. Pero la victoria de Alemania contra Francia no hay quien la explique. Pensaba que oreja nunca pasa a cabeza.