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Hay que echarle una mano

Dicen en el Tottenham que están esperando al Madrid, que ellos ya lo tienen todo preparado para anunciar el fichaje de Bale. Al final las cosas fueron más lentas de lo previsto porque el club londinense necesitaba cerrar unos cuantos asuntos de mercadeo. La confirmación de que van a recibir 100 millones de euros podía haber encarecido las adquisiciones de Lamela, Eriksen y Chiriches. Cuando se haga todo oficial, habrá que ponerse manos a la obra y realizar el esfuerzo necesario para que Bale se adapte dentro y fuera del terreno de juego. El galés es un futbolista que, como buen británico, se impacienta con el toque y le gusta mirar a portería, así que el Madrid con él seguirá siendo directo.

En los últimos tres años ha dejado de ser un lateral de largo recorrido para convertirse en el imán de todos los balones de ataque: el juego del Tottenham ha pasado por sus pies. No ha necesitado correr al espacio, sino posicionarse para recibir y chutar o conducir. Pero eso ya lo hacen Cristiano y Özil. En todo caso, ofrecerá otras alternativas: abrirá defensas con su poderoso chut desde fuera del área, que por cierto fue corregido por Juande Ramos. El extécnico del Madrid le vio golpear faltas con el exterior del pie y le dijo que o cambiaba de técnica o iba a acabar con problemas de pubis. Bale tomó nota. Ayudará en defensa, marcará goles y no se esconderá nunca, pero todo eso solamente será efectivo si fuera del campo Bale se siente protegido. Porque Gareth no es Beckham, sino un poco más Michael Owen: échenle una mano.