Ézaro: foto fija con ciclistas clavados
"Estoy en Santiago algunos años antes de lo previsto. Sigo planeando unas vacaciones en bicicleta para cuando me retire. Galicia es bonita!". El tuit pertenece a Laurens Ten Dam, ciclista holandés del Belkin e ilustre participante en la Vuelta (20º clasificado, a 1:12). Lo extraordinario es que lo escribió poco después de trepar por el Mirador de Ézaro, hecho que triplica el valor de su galaico enamoramiento.
Una vez asumido que la cuesta es físicamente infranqueable (80 ciclistas llegaron a 14:21 minutos), en especial si mides 1'97, como Van Summeren (119), al ciclista sólo le resta el ascenso pedestre y el disimulo rudimentario: culpar al cambio, maldito, al compañero de enfrente, torpe, o a la placa tectónica que arruga el macizo gallego, gorda.
Mito. La leyenda del ciclismo se compone de imágenes así y de cuestas semejantes. La gloria se alcanza cuando la foto ya no precisa de un pie explicativo, cuando sobra la localización porque todo el mundo la conoce: Ézaro, Galicia. Por allí pasó la Vuelta 2013 y por allí pasará Ten Dam cuando tenga 50 años. Amores que matan.