El Atlético se ha convertido en un rival
Nada más acabar el partido de ida, se quejó Xavi del césped del Manzanares y de que el balón no corría, pese a que el Atleti lo movió como alma que lleva el diablo rumbo al 1-0. Al día siguiente un amplio sector de la afición culé habló de suerte y protestó amargamente por la dureza rojiblanca, olvidando que fue Busquets quien debió ver la roja aún con ventaja local. Ni la reacción ni los argumentos fueron muy diferentes a los del Madrid tras la final de Copa: que si la fortuna, que si la agresividad, que si la abuela fuma. Parece olvidar el uno que su estilo es maravilloso pero no único y el otro que así recortó distancias con el Barça en la época Mourinho. El motivo es importante: el Atleti ya no es una graciosa anécdota, es un enemigo. Uno de verdad.
Simeone ha logrado lo que parecía imposible, que el Atleti vuelva a incordiar a los dos ricos todopoderosos. Esta noche, en el Camp Nou, los rojiblancos parten como víctimas y el desenlace más probable presenta a Xavi levantando la Supercopa, pero... Pero no apuesten, por si acaso. Cinco victorias en seis finales desde 2010 no se obtienen por casualidad y ya todo el mundo sabe que a este Atleti se le puede derrotar, pero no asustar. Y aunque la diferencia con los dos grandes se antoja insalvable en la Liga, en una eliminatoria es un rival temible (si ficha otro mediapunta, ya ni les cuento). Con el panorama que le recibió, que el Cholo haya logrado poner al equipo en situación de preocupar así al Barça, a este Barça, es para hacerle la ola hasta caer rendidos.