Illarra, tu espejo debe ser Stielike
Me pongo en la norteña piel de Illarra y me imagino el mal trago que está pasando el chaval. Llegó a Madrid con la vitola de fichaje español más caro de la historia del club (38,9 millones), en la presentación estuvieron sus 31 amigos de toda la vida (la mayoría de Mutriku) y, pasados 43 días, sólo tenemos noticias del guipuzcoano por sus entrenamientos en la soledad de Valdebebas. Illarra, tranquilo. No firmaste por el Madrid para los primeros meses. Puedes ser la aguja del compás del mejor equipo del mundo y debes desterrar la presión y disfrutar de tu sueño. Y si dudas, mira lo que pasó con Uli Stielike...
El alemán llegó en 1977 de la mano de Santiago Bernabéu. Iban a por Wimmer, pero el legendario presidente sabía tanto de fútbol que vio en él un panzer con el ADN vikingo de toda la vida. Stielike sufrió un calvario de lesiones musculares en los primeros seis meses de su primer curso. Surgieron las dudas, las críticas por el fichaje... Resulta que tenía una pierna un poco más corta que la otra. Le pusieron unas plantillas especiales y a partir de ahí explotó un jugadorazo que marcó una época. El Madrid ganó tres Ligas seguidas de su mano, convirtiéndose en un pulmón en la medular. Robaba, mandaba, se encaraba con los rivales y metía muchos goles. Una joya. El Bernabéu le despidió entre lágrimas en 1985 tras ganar al Atleti una Copa de la Liga. En su adiós, nadie se acordó de su tortuoso comienzo. Illarra, seguro que tu cuento también va a tener un final feliz...