La pura adrenalina del Madrid

No fue fácil contener el lagrimón. Fueron 16 años viendo crecer a Raúl con la camiseta blanca. Media vida profesional detrás del '7': unas veces para compartir, otras para discutir. Pero siempre encontré a un jugador recto, razonable y dialogante hasta en los peores momentos. Ayer se cumplió el sueño de Raúl y también el sueño de quienes disfrutamos/sufrimos el madridismo muy cerca de él. El Bernabéu fue un clamor, la afición se entregó al ídolo ejemplar, al profesional que paseó el escudo por el mundo con un orgullo excepcional. Y por fin la entidad estuvo a la altura del personaje, invitando al mismísimo Rey para que hiciera los honores de entregarle el regalo de recuerdo de este partido para la historia.

Los tipos como Raúl son imprescindibles en clubes como el Madrid. Aportan una especie de adrenalina madridista que no tiene el más caro de los fichajes. Ni Cristiano, ahora bandera y lujo de la entidad, llega a esa cota de identificación con la historia de este club. Es otra cosa. Raúl es de la casa, su sangre es blanca, su llanto emocionado de agradecimiento ayer en el Bernabéu nos conmovió a todos. La afición lo sabe valorar y por eso ayer coreó "Iker, Iker, Iker", porque es otra cosa, como lo fue Raúl.