Los deberes hechos de Martino
En un mes escaso y con cinco conferencias de prensa mal contadas, Gerardo Martino se ha metido al entorno blaugrana en el bolsillo. O, por lo menos, ha conseguido que los que tiene en contra sigan emboscados y callados. Al acecho, como en aquellas épocas en las que el Barça encadenaba seis títulos de una tacada. Tiempo tendrán de salir. Básicamente, la buena entrada de Martino se debe a dos factores: la naturalidad y una inteligencia muy sibilina que le permite decir cosas sin que parezca que las dice. Ayer, en la rueda de prensa previa al partido contra el Atlético dio ejemplo de ambas.
De entrada, aprovechó los elogios a la presión que hace su equipo para recordar que "aquí no hemos cambiado nada ni hemos venido a inventar el fútbol. Ni entrenamos una hora más ni ahora corremos diez kilómetros. Seguimos trabajando con los que estaban, no se puede modificar todo en cuatro semanas". Pero lo mejor de esa naturalidad es que viene reforzada de un gran trabajo entre bambalinas que elimina preguntas molestas antes de que lleguen a formularse. El Tata, consciente de que entre sus defectos puede estar un lógico desconocimiento de la competición española, cerró ayer el debate al recordar, casi sin querer, el último partido del Barça ante el Atleti sin que nadie le preguntara por ello. "Me parece que la última vez que jugaron aquí fue el día del gol de Falcao y luego el de Adriano a pierna cambiada. Lo vi por la tele". Eso es llegar con los deberes hechos.