Casilla y una mano de museo
La mano izquierda de Casilla le dio el primer punto de la temporada al Espanyol, en una parada de museo, digna de un portero de talla mundial. No hace ni un año que la fortuita lesión de Cristian Álvarez le abrió las puertas de la titularidad, y ya se ha consagrado como uno de los mejores metas de la Liga. Esa mano esfumó las opciones de victoria de un Celta que fue mejor durante 60 minutos, pero el Espanyol de Aguirre tiene una virtud sobresaliente, nunca se rinde y sabe amarrar los puntos como pocos equipos: acabó con cinco defensas.
El equipo perico encontró el gol en una acción aislada de Víctor Sánchez y en el olfato del esperpéntico Thievy, un jugador ligado a la locura desde los pies a su exótico peinado. Dos fogonazos, no necesita más. El juego y la posesión no son síntomas en un bloque que sólo se fija en las áreas. Y, ayer, la preocupación radicó en defensa, sobre todo en el costado izquierdo, con Fuentes y, en especial, Moreno, desubicado y errando en las marcas. El Celta ganó a los golpes y no se llevó los tres puntos por Casilla. Krhon-Dehli, con dos asistencias soberbias, se disfrazó de mago, ese enganche que el Espanyol perdió en junio al no alcanzar un acuerdo con Verdú. A cambio, tiene bravura. Y ayer le llevó al 2-2.