Alzamora, el culpable de tanto éxito
En un día de héroes, de resaca de los grandes éxitos españoles, de sueños e ilusiones, permítanme que me olvide por un instante de los protagonistas (perfectamente retratados en estas páginas) para rendir pleitesía a un hombre que tiene mucho que ver con todo lo que hemos podido disfrutar en Indianápolis: Emilio Alzamora. El campeón mundial de 125cc en 1999 está detrás de la victoria de Álex Rins en Moto3, del primer podio mundialista de Álex Márquez en la misma categoría y de la exhibición de su hermano Marc en MotoGP. Casi nada. Y su enorme mérito ha sido saber identificar con tanto acierto el talento, algo bastante más difícil de lo que pudiera parecer.
Alzamora ha invertido mucho tiempo, esfuerzo y dinero en sacar adelante proyectos en los que pocos creían en su momento. Hoy es obvio decir que estos chicos, sus chicos, lo merecen todo... pero no siempre fue así. Cuando estos chavales eran sólo niños, Emilio confió en su instinto y en su experiencia para volcarse en ellos y no en otros. Un acierto que no es casual y que por eso creo que merece todo el reconocimiento. Sin esa clarividencia providencial, quizá las páginas de esta maravillosa historia hoy estarían escritas de otro modo. Gracias por ello.