Ni con Isinbayeva se llenó
Los Mundiales de atletismo no dan para nueve días de competición. Y menos si el estadio no se llena. Entonces se hacen más largos aún. Poner la televisión y contemplar un estadio vacío no es la mejor invitación para verlos. Si no interesan ni donde se celebran... El Luzhniki no se llenó con Bolt; tampoco en el día grande de Isinbayeva. Hubo asientos vacíos y gradas cubiertas con paneles para disimular. Cuando los Mundiales se crearon en 1983, se desarrollaban en ocho días. Luego, en un afán de grandeza, se aumentaron a diez, con un día de descanso entre medias en algunos campeonatos; después se dejaron en nueve. Son muchos. Tantos, que hoy mismo no hay jornada de tarde; el sábado y domingo, como es habitual, tampoco de mañana.
Para la Federación Internacional y la ciudad organizadora, cuantos más días, más derechos de televisión, más ingresos, más promoción, más dinero, mejor. Pero todo tiene un límite. Las 47 pruebas que se disputan vienen a necesitar 52 horas de competición. Dan para concentrarse en los ocho días de aquel primer campeonato. Mas el atletismo sufre la inflación que tanto daño ha hecho en otros deportes. Los intereses de los espectadores tienen que ser lo primero, y para ello hay que evolucionar. El baloncesto de selecciones ya piensa en ello, como hace Sáez, el presidente de la Española. Por ejemplo, llevando algún grupo de un campeonato a un país interesado. El atletismo, en cambio, permanece anclado; bien que lo está pagando.