En Bangkok nada es lo que parece
Cuando uno llega a Bangkok, lo que más le llama la atención es que Bangkok no existe. O existe sólo para los extranjeros. Los de fuera son los únicos que para denominar a la capital de Tailandia utilizan esa palabra, que literalmente significa 'Aldea de la ciruela silvestre'. Bangkok era un pequeño pueblo de pescadores que daba servicio a antiguas capitales como Thon Buri, que a día de hoy es un barrio más de esta ciudad de casi 8 millones de habitantes.
Los locales llaman a su ciudad (nuestra Bangkok) como Krung Thep (ciudad de los ángeles), que es la denominación del antiguo nombre completo, que es larguísimo y que traducido vendría a ser algo así como "ciudad de los ángeles, la gran ciudad, ciudad de joya eterna, ciudad impenetrable del dios Indra, la magnífica capital del mundo dotada con nueve gemas preciosas, la ciudad feliz que abunda en un colosal palacio Real que se asemeja al domicilio divino, donde reinan los dioses reencarnados, una ciudad brindada por Indra y construida por Vishnukam". Obviamente era más fácil déjalo en 'Ciudad de los Ángeles' o 'Bangkok'.
Nada es lo que parece en esta ciudad. Ni las señoras más espectaculares. Ni las ruedas de prensa. Ayer en una sala atestada de periodistas locales para escuchar a Iniesta y Piqué, nadie quería preguntarles. Les daba vergüenza y así se lo hicieron saber al maestro de ceremonias, que escogió a los dos más resueltos y les escribió en un papel lo que tenían que preguntar a los jugadores del Barça que tanto les impresionaban. Llenaron un auditorio sólo para fotografiarles y pedirles autógrafos. Nada es lo que parece.