Lo que vale Bale y la Liga de las tres velocidades

Lo que vale Bale y la Liga de las tres velocidades

Bale. El futbolista que aspira a jugar en el Madrid y al que el Madrid pretende, con muchos boletos (o billetes) a favor de que el asunto cuaje, si no ha cuajado ya, representa a estas alturas de la temporada floja (cuando aún la cosa no va en serio) una metáfora del lodo en el que nos hemos metido. Por lo que cuesta el enorme jugador de los ojos azules se podrían hacer varias plantillas de la Liga. La descompensación es brutal: ahora ningún equipo, aparte del Barça y el Madrid, cuenta con appeal internacional suficiente como para garantizar unos ingresos como los que son precisos para gastar ni siquiera el 10% de ese dinero que vale Bale.

Ralentí. Así hemos llegado hasta esta situación, ante la modorra de los directivos y la falta de escrúpulos de los que manejan los derechos de los equipos. Las inversiones han sido inmensas y ahora se escuchan lamentos en el abismo del verano, cuando las leyes obligan a los astutos del pasado a afrontar las deudas del presente. Hemos llegado al ralentí, pero el efecto es de dominó vertiginoso. Lo que pasa es que primero son las leyes y después serán los futbolistas los que pongan firmes a los directivos.

Soldado. Bueno, eso ocurre ya. Con una prosa verbal muy articulada, con la rabia y la indignación muy en su sitio, Soldado le ha dicho al presidente del Valencia cuatro cosas muy bien dichas. Lo engañó, le mintió, y no se va porque no crea en el Valencia sino porque quien manda en el Valencia ha ensayado un proyecto del que no se siente cercano. Y se va. A Inglaterra. En el tiempo del blanco y negro los españoles se iban a Italia, donde la industria del automóvil tenía dinero para comprar lo que fuese. Empezaron con Luis Suárez y siguieron con Del Sol. En esta época han sido algunos los que, como Guardiola, hicieron el camino italiano. Ahora se ha diversificado la industria del exilio: Alemania, Italia, Inglaterra, Qatar… En España ya sólo compran los muy grandes, y los de abajo se van desnutriendo, para enjugar los déficits causados por una gestión catastrófica que han puesto a los pies de los caballos (y de los agentes) a los clubes.

Pobre Liga. El efecto puede ser devastador. La Liga ya no es de dos velocidades, Madrid- Barça y el resto. La Liga será ya de tres velocidades: el resto, el Madrid-Barça y los que ahora no sabrán cómo sobrevivir. Pronto veremos la rebelión de los futbolistas. Uno me dijo ayer: “Está todo muy mal. La gente se sorprendería cómo está el fútbol”. Ya se está sorprendiendo.

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