Hoy es el día señalado para que el Senado francés dé a conocer los resultados de una investigación que afecta a los controles antidopaje realizados en el Tour de 1998. Ese Tour fue el del escándalo, el de las 400 dosis de EPO incautadas, el de la espantada de los equipos, entre ellos los nuestros (ONCE, Banesto, Kelme y Vitalicio) y que motivó aquella famosa y desgraciada frase de Manuel Saiz: "Le hemos metido el dedito por el culo al Tour". Por aquel entonces no se podía detectar la EPO en los análisis, mas los franceses congelaron las muestras, las guardaron y ahora las han analizado sin efectos sancionadores. La comisión de investigación del Senado va a decir lo que encontró dentro del marco de presentación de sus informes globales. Envidia de Senado.

La Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) se ha rasgado las vestiduras por ello. Habla de "grave violación de los derechos fundamentales" y de "consecuencias graves e irreparables". Conocer la verdad es para la ACP una violación de consecuencias irreparables. Pues es una verdad que cambió el destino del ciclismo, y que le salvó, porque caminaba a su destrucción. Algunos, por cierto, no volvieron. Pantani, el ganador de aquel Tour, falleció por una sobredosis. Francia llama las cosas por su nombre, y por ello se ha ganado el respeto del mundo entero en la lucha antidopaje. La verdad ante todo. Si aquí hiciéramos lo mismo, ya sabríamos qué jugador de baloncesto y qué ciclista han dado positivo, no sea que de tanto esperar se nos escapen por la gatera.