Igual de agrio, mejor que nunca

Atendiendo a sus cifras y aislando al personaje de su agria envoltura, lo que requiere esfuerzo y paciencia a partes iguales, Ibrahimovic es un nueve intachable. Tiene 31 años, pero hay que recordar que el Madrid fichó a Van Nistelrooy con 30 y una operación seria de rodilla y le sacó un gran partido. Delantero más inteligente que explosivo, Ibra resiste magníficamente el paso del tiempo, más si se tiene en cuenta que apenas ha sufrido lesiones. En sus dos últimas temporadas, en el Milán y en el PSG, ha firmado los mejores registros de su carrera: 28 goles en el Scudetto 2011-12 y 30 en la pasada liga francesa. Con el PSG marcó, entre todas las competiciones, 35 tantos en 46 partidos. Ese mismo número de encuentros disputó con el Barça e hizo 13 goles menos.

En definitiva, se encuentra en plenitud y triplemente motivado: le llama Ancelotti, patrón con el que mejor rindió, y a su ego le sobra Cavani en el PSG y le falta una salida por la puerta grande en la Liga española. Lo malo es hace menos de seis meses dijo que Cristiano era un privilegiado por ver en primera fila cómo recogía los premios Messi y que mientras este emergió como talento natural, el portugués era producto del entrenamiento. Y cosas así no se olvidan en un vestuario salvo que subestimemos a Ancelotti como bombero para todos los públicos.