Competencia llevada al límite

Juan Mora
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En el París-Dakar de 1989, Jean Todt, entonces en Peugeot, lanzó una moneda al aire para decidir cuál de sus dos pilotos sería el ganador de la carrera: Vatanen o Ickx. La moneda favoreció al primero; fue la manera de acabar con una competencia que tenía pinta de terminar mal, cuando dada la diferencia con los demás pilotos se daba por seguro que uno de los dos ganaría. En el Mundial de motos al que estamos asistiendo, no es que nadie vaya a lanzar una moneda para decidir el campeón, pero sería deseable que la rivalidad entre Lorenzo y Pedrosa, con Márquez además metiéndoles presión, tenga buen final. Vemos a Lorenzo de nuevo en el quirófano, a Pedrosa evacuado en helicóptero y a Márquez tocando madera.

Es la consecuencia de una rivalidad como hace tiempo no se veía. Protagonizada por tres españoles, lo cual hace más extrema la competencia. Lorenzo, dos veces campeón mundial en la categoría reina, encuentra en Pedrosa una amenaza real. A éste se le reconoce una valía indiscutible y lleva todo su vida en una escudería puntera como es Honda, por lo cual comienza a tener una auténtica necesidad de ganar de una vez por todas en MotoGP. Detrás, Márquez, que les está metiendo una enorme presión. La competencia llevada al límite provoca que asuman mayores riesgos, con unas consecuencias nada deseables y de las que pueden favorecerse Crutchlow y Rossi. Aún están lejos, pero hoy, quizá más cerca.

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