Sale el sol y se van los nubarrones
Quedan diez días para que el Athletic arranque la temporada de la recuperación. No únicamente del equipo ganador y bello que fraguó Bielsa en su primer año, sino de la fe de la grada en sus futbolistas y también en los que guían las decisiones del club. El clima que ha vivido en los últimos dos meses ha sido más o menos como la meteorología: frío, nubarrones, tormentas... Menos mal que ya, desde que pisó Valverde Bilbao, ha empezado a salir el sol, la gente va a la playa y se pregunta cuándo empieza la pretemporada. Hoy termina el contrato de El Loco, que ha preferido agotar hasta el último día su residencia en una ciudad que jamás le olvidará por su singularidad y atrevimiento. No siento como un incordio que haya estirado su estancia en esta tierra.
Más allá de lo orgullosa que puede sentirse la afición con la gran trayectoria de los dos equipos bandera de Lezama en esta campaña, el Bilbao Athletic y el Juvenil que ayer dignificó la apuesta del club en la final copera, lo que preocupa es forjar un equipo consistente. Que deje buen paladar con el balón, con la iniciativa en el juego, pero que encuentre de una vez por todas una fortaleza sin el esférico. Desde la portería hasta el ariete que alinee Valverde la próxima temporada, la mentalidad debe ser empeñarse en convertirse en un equipo impenetrable. Y no digamos en la especialidad del balón parado, en la que el Athletic, con la pérdida de Llorente, Javi Martínez y Amorebieta, empieza casi desde cero. Que se abra el cielo, por favor.