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Cantera es el beso de Koke en la final

Terminaba la celebración y los jugadores ya se iban a los vestuarios. Entonces, Koke se dio la vuelta y a paso lento se encaminó enigmáticamente hacia el círculo central con la bandera del Atleti en la mano. La gente dejó de cantar para mirarle con silenciosa curiosidad. Una vez allí, Minipantic desplegó cuidadosamente la tela sobre el césped, se arrodilló y la besó. Luego se levantó y saludando, ya con su nombre de música de fondo, dejó el Bernabéu. Uno de los momentos menos revisados de la final de Copa fue posiblemente el más emocionante para los atléticos. Una de esas escenas que se sienten mejor que se explican.

El cordón umbilical que conecta a la hinchada con el equipo, aquello que Simeone definió en Bucarest como jugar con el corazón de todos ustedes. Gestos que no se pueden impostar, que se llevan dentro y salen. Cantera. Y hacía tiempo que en el Calderón nadie la interpretaba así. Convertido el club en un negocio, también sus categorías inferiores (y en algunos casos turbio), el Atlético dejó de comprender un día la trascendencia que tiene alimentarse emocionalmente del fútbol base. No es tanto formar a buenos jugadores, que también, sino a tipos que sepan descifrar, proyectar y querer el escudo. Porque nacieron con él. Kokes...