Otro para la colección de Iniesta

Mientras dedicamos nuestro tiempo a debatir sobre el nueve de la selección o el portero, Iniesta sigue a lo suyo. Con él sí que no valen los debates. Sale, juega, hace jugar a los demás, mejora a todo el equipo y a otra cosa. No tiene la espectacularidad de los jugadores que habitualmente atesoran premios, ni tampoco participa del márketing que otros saben explotar muy bien, pero es un futbolista diez, casi todos los días. Por cierto, también hace sus pinitos en publicidad y por lo visto con grandes resultados. Aunque parezca que no va a convencer a nadie vaya si lo hace, como jugando al fútbol, siempre parece que va a pedir perdón y lo que pide es un balón para hacer una obra de arte en cada una de sus acciones.

Su sociedad con Xavi es perfecta, y con Busquets, y en general con sus compañeros de selección, que son casi todos los que tiene en el Barcelona. Ante los nigerianos Iniesta tiró de repertorio y en eso es único, un taconazo aquí, un pase imposible allá, un balón de gol minutos después. Lo que haga falta. Juanma Lillo me dijo en una ocasión que era de sobra el mejor jugador del mundo, que había otros que generalmente son los que copan todas las portadas, que eran eso, jugadores. Pero que Iniesta era el mejor futbolista porque era capaz de hacer jugar a los demás. Iniesta tiene la costumbre de guardar sus mejores partidos. El de anoche tendrá que incorporarlo a su extensa colección.