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Otro clamoroso ridículo de la FIA

No es la primera vez que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) nos sorprende con una resolución tan esperpéntica como esta del ‘Pirelligate’. La verdad es que, poco a poco, vamos perdiendo nuestra capacidad de asombro cuando anda de por medio esta gente. Nos podemos esperar de ellos cualquier cosa, como que digan que Mercedes obtuvo beneficio innegable de sus test de neumáticos y el castigo sea que unos novatos no prueben su coche. Por no hablar de esa reprimenda a las dos partes que, según la propia FIA, han incumplido el reglamento, como cuando un niño le roba a otro la merienda en el patio del cole. Sinceramente, suena a tomadura de pelo. Nos han tenido entretenidos semanas con lo que parecía el escándalo del año y ahora, cuando se confirma su culpabilidad, todo queda en un tironcillo de orejas.

Jean Todt y sus socios están jugando no sólo con la credibilidad del organismo, también con la de la propia Fórmula 1. Si el mismísimo árbitro dice que ha sido penalti pero decide no pitarlo, ustedes me explicarán en qué se convierte el partido… Y lo de la intencionalidad y el desconocimiento de lo que se hacían es de traca, ahora va a resultar que Mercedes y Pirelli organizaron estas pruebas porque no tenían nada mejor con lo que entretenerse. La FIA ha quedado absolutamente deslegitimada a partir de hoy para aplicar las normas. No soy experto en derecho, sólo me dejo guiar por el sentido común: si alguien comete una infracción, que además beneficia a sus intereses, lo paga. Punto. Todo lo demás supone un atentado contra la deportividad de consecuencias imprevisibles.