Postales desde Herzliya

Postales desde Herzliya

España explotó en la final. Revalidó su condición de campeón de Europa Sub-21, sumó su partido número 26 sin perder y calcó sus números de hace dos años en Dinamarca: marcó un gol más (12) y encajó los mismos (2). La final elevó a Thiago, jugador sencillamente colosal cuando le visitan las musas, y a Illarramendi, el Busquets que viene. Que sean dos centrocampistas no es una casualidad. España piensa el fútbol. La huella de Luis Aragonés, que un día encendió la bombilla y descubrió dónde estaba la esencia del jugador español, no será nunca lo suficientemente agradecida.

Han sido quince días de convivencia perfecta en Israel. Sin un ruido y en paz. Con partidas de pocha (manda Carvajal), billar (Montoya), play y ping-pong. Un ecosistema de relax en medio de un torneo de alta exigencia. A cien metros de la playa de Herzliya, el cuadro era más de pretemporada que de Eurocopa. Pero eso de era de puertas hacia afuera. En las habitaciones había responsabilidad y había grupo. Y plan. Lopetegui, que trabajó desde el descanso, inventó una nueva fórmula de tener al grupo fresco y feliz. Y campeón. Platini nos volvió a entregar la copa merecidamente en Tierra Santa porque, hoy por hoy, tenemos el libro del fútbol. Y es maravilloso escribirlo.

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