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Pues que no pare de llover

Pese a que el monte del Corcovado se divisa desde muchos puntos de la ciudad, ayer resultaba complicado ver el Cristo que lo corona. Las nubes cubrían la ciudad. Nos persigue la lluvia. Empieza a ser una pesadilla. Ni sol ni playa. Brasil no parece Brasil. Menos mal que España sí parece España. Da un gusto encender la tele y escuchar que jugamos como los ángeles. Los comentaristas brasileños aseguran que tras lo de Recife, hemos confirmado nuestra condición de favoritos. Oír esto en uno de los países con más tradición futbolística, te llena de orgullo. Pero mucho más ver a brasileños por la playa con camisetas de nuestra Selección. Palabra de honor. Río nos acogió como acostumbra: con atascos. Copacabana, pese al cielo encapotado, luce majestuosa. Desde sus habitaciones, nuestros jugadores apreciarán su belleza mientras recuerdan el sello que dejaron en el debut de la Confederaciones. Emocionaron a millones de aficionados. Aquí no se habla de otra cosa. ¡Gracias por tanta felicidad!