Lorenzo o la victoria perfecta

La carrera de MotoGP de Montmeló no va a pasar a la historia por su emoción. El ganador, Lorenzo, lideró la carrera el cien por cien de las vueltas; el segundo, Pedrosa, fue tras el líder los veinticinco giros, y Márquez se mantuvo tercero durante todo el GP. Ni un solo adelantamiento entre los primeros, excepto el de Jorge a Dani y Crutchlow nada más arrancar.  El resto de cambios de posición tuvieron que ver más con las caídas (por cierto, bastante absurdas) que con otra cosa, es decir, una carrera muy aburrida de la que apenas se puede sacar algún apunte. Lo más destacado tiene que ver con lo que vimos en Mugello, un Lorenzo que ha alcanzado un nivel de perfección de tal calibre que parece imbatible. Muy pocas veces se ha visto algo así en MotoGP.

Pedrosa hizo todo lo que pudo, y mucho más. Mantiene el liderato de MotoGP, pero con sólo siete puntos de ventaja. Para ganar este título va a tener que sudar sangre. Márquez puso las únicas gotas de emoción de la carrera, sobre todo al final. Empezó tranquilo, bien aleccionado tras sus caídas de Italia, pero cuando le empezó a hervir la sangre mostró todo su catálogo de hachazos y se las hizo pasar canutas a Pedrosa (está claro, no hay órdenes de equipo). Hoy por hoy no hay nadie más rápido que él.  No recuerdo en la historia de los mundiales que un novato logre cuatro vueltas rápidas y dos poles en las primeras seis carreras. En Assen, por cómo es el circuito y por sus resultados (ha ganado allí los tres últimos años), es mi favorito.