Óliver es la alegría de mi verano
Me parecen perfectos todos los cuidados físicos para Óliver, pero espero que los responsables deportivos no se olviden de que, por encima de todo, es futbolista y que sigue siendo la gran ilusión de la afición atlética. Es el relevo natural del Niño Torres, en cuanto al icono para la hinchada colchonera. Encima, como viene el verano de duro en el tema económico, no se puede descartar que sea el cerebro por el que viene suspirando el Cholo. Simeone, de momento, no termina de convencer a Diego para que rebaje sus emolumentos, como condición para poder ficharlo. Óliver es un jugador diferente y sigo prefiriendo que se acueste con una pelota a que se obsesione con el gimnasio. En el término medio está la razón, pero si tuviera que decantarme quiero que siga siendo ese jugador que inventa espacios donde no existen.
Óliver sigue siendo el futuro del Atlético. La tesorería manda y soñar con fichar a jugadores galácticos resulta poco menos que una quimera. Por lo tanto, para Aguilera y los que trabajan en las categorías inferiores ver que sí se valoran sus esfuerzos, con Óliver como gran referencia, es lo mejor que les puede pasar. Estoy convencido de que, encima, en el Mundial Sub-20 de Turquía el de Navalmoral de la Mata va a volver a demostrar que tiene calidad y personalidad como para aspirar a suceder a Xavi con la Roja, en un futuro no muy lejano. Hasta el momento Óliver se ha convertido en mi alegría del verano, después ganar la Copa del Rey. La sucesión de nombres que se barajan como futuros colchoneros no me están volviendo loco. En cambio la titularidad de Óliver me permite soñar con una Champions triunfal.