Una alegría en plena demolición
Que un futbolista como Ander Herrera esté dispuesto a ampliar su contrato varios años más con el Athletic supone una alegría en plena demolición, la del viejo San Mamés y la de un proyecto que en el primer año de Bielsa estaba de moda en Europa. Seguro que en cuanto presenten a Ernesto Valverde y alguna cara nueva más, el aficionado empieza a levantar la cabeza y preparar sus mejores galas para dar la bienvenida al nuevo campo. Pero Josu Urrutia, a quien cierto personal quiere poner una pica en Flandes sin reparar que las elecciones son cada cuatro años, necesita dar pasos firmes para recuperar credibilidad. Hay quejas entendibles de que no ha gestionado ni explicado bien por qué no sigue Bielsa. Existe mayor trasfondo en algunas protestas y quizás deba airear por qué.
No hay duda de que con el equipo en las dos finales todos éramos más felices. Parecía un cuento de Navidad. El Athletic que corre nada tiene que ver con el que dibujaba Iñaki Sáez días atrás en Deia: "Nacer, crecer y morir en el Athletic era nuestro lema". Igual a Ander Herrera le inculcó algo de ello su padre, que se amamantó en Lezama.