El día más grande en 90 años

El único título en 90 años de existencia del Celta es una Copa Intertoto. Históricamente ha sido un club modesto de Primera que ha perdido tres finales de la Copa del Rey y que sus días de mayor gloria futbolística los vivió a principios de este siglo clasificándose para la Champions. Después de esa época dorada vino una travesía por el desierto de cinco años en Segunda en la que se coqueteó con la desaparición. El ascenso de la pasada campaña significó regresar a la tierra prometida, pero lo más difícil no es llegar, sino mantenerse, y por ello lo conseguido ayer por los célticos se puede considerar como el logro más importante de su historia. Además se ha logrado gracias a un taquicárdico pulso con el eterno rival, que en los últimos 20 años siempre había superado a los vigueses en los momentos decisivos.

Esta permanencia debe suponer un punto de inflexión en el proyecto del Celta presidido por  Mouriño. Los cimientos son inmejorables. La entidad está saneada económicamente, los canteranos son mayoría en el vestuario y han sobrevivido a una campaña de adaptación a Primera, y la afición se ha vuelto a convertir en un gran activo. El celtismo ha dado una exhibición este curso apoyando siempre a sus futbolistas incluso cuando las opciones de permanencia eran de un 4%. A partir de ahora, el Celta debe ser más ambicioso y dar un salto de estatus dentro de la categoría para no tener que aferrarse en el futuro a más milagros para salvarse. Abel ha sido clave en esta permanencia y se merece seguir al frente de la nave celeste.