La última 'hazaña' de un incapaz

El Zaragoza de Agapito ya está en Segunda. Y por segunda vez en cinco años, un registro catastrófico al que nadie se había atrevido antes (ni le hubieran dejado) en la historia del club aragonés. Pero lo terrible ya no es el descenso, pese al horizonte negrísimo que se dibuja en todos los órdenes, sino que el dirigente más incapaz que ha padecido el Zaragoza se mantenga aferrado a su paquete mayoritario de acciones contra viento y marea. No da la cara ni va al palco, pero está detrás de todo, moviendo todos los hilos, destrozando día a día las ilusiones de cientos de miles de zaragocistas y manchando la ejecutoria de un club que siempre se ha conducido con seriedad, con buen gusto y con categoría.

Si este descenso se lleva al final por delante al constructor soriano habrá que darlo por bueno, porque del Zaragoza que todos hemos conocido ya no queda nada. Agapito lo ha reducido a cenizas, pulverizado con sus caprichos y su incompetencia. No se salva nadie. Tampoco Manolo Jiménez, héroe hace un año y responsable, y no menor, del bochorno de esta temporada. Él se irá con sus excusas y sus caretas, pero deja aquí a todo el zaragocismo llorando de rabia y de impotencia.