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Nos toca reflexionar

The End. Esta mañana se me acercó en el AVE, procedente de Málaga tras asistir anoche a la cena de aniversario de la Peña Frigiliana, un padre junto a su niño de 11 añitos. El crío iba orgulloso con su camiseta de Cristiano, porque hace una semana el buen hombre compró dos entradas para premiar al muchacho su madridismo fiel y sentido. "Señor Roncero, ¿juega Cristiano?". "No chiquitín, está lesionado de la espalda", le respondí dolido por su pena indisimulada. "¿Y Casillas?". "Tampoco". "¿Y Ramos?". "No, campeón". "¿Y Pepe?". "Nada, nada, ni suplente". "¿Ni siquiera Kaká?". "No, hijo. Mourinho ha decidido cerrar la Liga con un equipo plagado de suplentes. Pero tranquilo que juegan Özil, Di María, Modric, Higuaín y Benzema". "Bueno, señor. Algo es algo. Jo, qué rollo. Creía que saldrían los buenos...". Les prometo que la situación se repitió horas más tarde con un niño de siete años en la arrocería situada en La Esquina del Bernabéu. Lo de Iker fue lo que más me costó explicarle, dado que la ausencia de Diego López impedía imaginar su destierro a la grada. Al salir a la calle Padre Damián, a eso de las 16:33 horas, se acercó un 4x4 que pronto fue rodeado por los aficionados entre ánimos y vítores. Era Casillas, que sonrió a la afición y agradeció las muestras de cariño en un momento duro para él. Pero le miré y su gesto era inequívoco. La cara es el espejo del alma. Casillas está triste y no me extraña. ¿Tan grave fue su pecado como para ajustarle las cuentas de esa forma? Mou se va y es una pena este nuevo episodio. Ello deja en segundo plano sus 326 goles en tres Ligas (una media bestial de casi 109 por temporada), su récord de los 121 y aquel 1-3 en Copa en el Camp Nou. Pero sólo 3 títulos de 11 resulta demoledor...

Ganar o ganar. En el Madrid hemos visto cómo se despedía a Heynckes después de ganar la primera Copa de Europa en 32 años. También Capello firmó dos despidos después de lograr sendas Ligas frente al Barça del mejor Ronaldo (1997) y el de Ronaldinho (2007). Este club es así. Las personas pasan, la institución permanece. Además, no hay que olvidar que Mou se va por decisión propia. Florentino, que yo sepa, no le ha echado. Y el que dice adiós al Madrid puede acabar como La Mujer de Lot, convertida en estatua de sal. El Bernabéu le dio más cariño que carbón en su despedida. El Fondo Sur no paró de jalearle y hubo bastante gente que secundó los aplausos en el resto de la grada. Pero aún así, hubo más pitos que loas. Y esos no son piperos. Son madridistas que se dejaron la garganta defendiendo a Mou en sus dos primeros años, convencidos de que el portugués daría la vuelta a la tortilla por completo. Pero este curso él decidió arrojar la toalla y ha sido una pena. Borrón y cuenta nueva. Venga el que venga (Ancelotti, Heynckes o Villas-Boas), a apoyarle a muerte. Esto es el Madrid...

Capitán Pipita. En su adiós, Higuaín lució con orgullo el brazalete de capitán y firmó el gol 121 que le iguala al mito Juanito. Me alegro mucho por Higuaín. Un tipo honesto y un madridista de corazón. Al final, le mataron los ocho goles que metió en 48 partidos de Champions. Pero fue un jugador honrado que dignificó este escudo. Hasta siempre, Gonzalo. 

Adiós, adiós... También se despidieron el gran Ricardo (¡41 tacos el 'niño'!), Carvalho, Essien (golito incluido) y quizás Di María o Callejón. Pero los buenos fueron los 22 miembros de la Peña Pamplona Blanca, con Neme al frente. ¡Vikingazos!