Los zapatos de Andoni Zubizarreta
De las pocas cosas que me quedaron claras ayer tras observar la tormenta de sentimientos que desató la última rueda de prensa de Abidal es que por nada del mundo hubiera querido estar estos últimos días en los zapatos de Andoni Zubizarreta. Desde el principio me dio la sensación de que no se explicaba todo. O si se explicaba, se explicaba a medias, que es peor y más si hablamos de un tema tan delicado, donde las insinuaciones se convierten en armas de destrucción masiva. En ese sentido, el Barça ayer activó un peligroso temporizador. Ha empezado una cuenta atrás de difícil predicción.
Personalmente, yo hubiera renovado a Abidal. Porque creo que los famosos valores están para ejercerlos aunque te cuesten dinero y no para publicitarlos y, egoístamente, porque creo que el Barça es mejor con Abidal que sin él. Más allá del discurso futbolístico, creo que el francés hace mejor a los demás aunque no juegue. Entiendo que estos argumentos pueden ser rebatidos. Pero para eso, se tienen que exponer en público. Me da en la nariz que Zubi quería exponerlos y no pudo, le recomendaron que no lo hiciera o no lo consideró oportuno, probablemente para no echar más sal en la herida. Difícil elección. Un día duro en la oficina.