La ACB queda al descubierto
La Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) venía avisando desde hacía más de un mes: o la ACB paga los derechos de imagen de los jugadores o habrá huelga. Hay más reivindicaciones, pero esa es la fundamental. Los derechos son por los partidos televisados, y financian el fondo de garantía salarial, del cual se tira cuando los clubes no pagan a los jugadores. La ACB recibe de las televisiones 2,5 millones al año, y paga a la ABP 481.364,64 euros a cambio de que los jugadores cedan su imagen en dichos partidos. El problema comenzó cuando la ACB quiso reducir en un 25% el contrato al sindicato de jugadores, porque había clubes que no pagaban los 26.742,48 euros que corresponden a cada uno de ellos.
En el fondo lo que trasciende es una crisis colosal, cuyo alcance puede ser demoledor. Quitando el Madrid y el Barcelona, cuyos presupuestos abastece el fútbol, si los demás clubes tienen auténticos problemas para pagar a sus jugadores, ¿cómo no los van a tener para pagar a la ACB la cuota de la ABP? Como la ACB no tiene fondos para hacerse cargo de ella, la solución no aparece. Me temo que la situación haya tocado fondo, consecuencia de un mal llamado baloncesto profesional. Porque profesional no se puede considerar a quien no vive de los ingresos que genera, sino de los dineros del fútbol o de las subvenciones públicas. Como éstas se van acabando, la mentira en la que viven los clubes de baloncesto ha quedado al descubierto.