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De la Agencia se espera más

Ana Muñoz ha cumplido un año al frente de la Agencia Antidopaje. Tiempo más que de sobra para doctorarse en el tema. Ha vivido el juicio oral de la Operación Puerto, ha colaborado en el proceso contra Armstrong y dispone de mayor autonomía tras los cambios realizados en la ley antidopaje. En este año también ha tenido tiempo para concienciarse de la importancia de la lucha antidopaje. Si cuando entró en la Agencia apenas daba trascendencia a que hubiera más de cien bolsas de sangre sin identificar, ahora ha sido de las primeras personas en pedir que las bolsas no se destruyan, pues se trata de la prueba fundamental para iniciar el proceso sancionador contra aquellos deportistas que se sometían a las transfusiones.

No obstante, se echa en falta un puñetazo sobre la mesa de Ana Muñoz. No será su estilo, pero las agencias están para ser perros de presa. En Italia ya sabemos cómo se las gasta el fiscal Guariniello, y en Francia su Agencia Antidopaje ha sacado los colores a la UCI y al COI. Aquí, Ana Muñoz empieza a estar sensibilizada con la opinión pública, pero le sale a menudo su vena de catedrática de Derecho, y se expresa con cautela y comprensión hacia los argumentos jurídicos. Ejemplo: "Si tengo una prueba contra Marta Domínguez iré hasta el final, pero no puedo vulnerar la ley". Estaría bueno que si tuviera una prueba no actuara. Y tampoco se trata de vulnerar la ley, sino de llegar hasta el final cuando hay indicios. Y en ese caso los hay. Eso es alinearse con la línea dura.