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No se debe adulterar la competición

Aquello de que rectificar es de sabios no deja de ser una gran verdad aunque puede que no absoluta. Quiero decir que cuando uno decide dar marcha atrás sobre sus pasos intentando solucionar los problemas que han surgido por el camino, también debe considerar las consecuencias de tal decisión. Ahora parece que Pirelli abandona su discurso de los compuestos inciertos e imprevisibles en aras del espectáculo, porque a algunos de los actores de esa gran función que es la F-1 no les va tan bien como esperaban. ¿Y qué pasa con los demás? ¿Qué les decimos a los equipos que han acertado en el diseño de sus coches adaptándolo a ese pliego de condiciones que emitió el proveedor único del campeonato antes de su inicio? ¿Se beneficia a unos para perjudicar a otros? 

Que Pirelli haya modificado uno de sus compuestos para el GP de España y lo vuelva a hacer para el de Gran Bretaña es un disparate. Si en Montmeló hubo muchas paradas (bueno, una más de las previstas en la mayoría de los casos, porque algunos como el segundo clasificado, Raikkonen, sólo se detuvieron en tres ocasiones, las pronosticadas) fue porque la marca italiana apostó por esta filosofía durante el invierno y las escuderías debieron ceñirse a tal guión. Ahora no es de recibo que todo ese trabajo no haya servido de nada y que la competición se adultere modificando las reglas del juego establecidas. Si lo hacen, como parece que va a ocurrir, sólo puedo desear que Red Bull no renueve sus títulos, porque en ese caso serían campeones fraudulentos.