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El bueno está hoy en Londres

El Madrid tendrá hoy una oportunidad única de volver a poner a su sección de baloncesto en el trono de Europa. Ese que ocupó reiteradamente, hasta ocho veces, en el siglo XX. Cierto que ahora no tenemos un Sabonis dominante que se adueñe de la escena como en aquella mágica tarde primaveral del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. El rival era el mismo, el Olympiacos griego, pero sin el gigante lituano te falta esa bomba atómica con la que sabes que vas a ganar la guerra sí o sí. Razón de más para creer que esta noche el equipazo de Pablo Laso debe funcionar como ese 'relojito' llamado Felipe, siempre marcando las horas. La clave es que este Madrid no depende de su estrella, que teóricamente es Rudy. El mallorquín lo intenta, pero no explota...

La llave la tiene Laso, un vikingo sanguíneo. En 1998, él y su padre (Pepe Laso) consiguieron entradas para ver en Ámsterdam el gol de Mijatovic. Iban con sus bufandas del Madrid, convencidos de acabar con la sequía de 32 años del equipo de fútbol en la Copa de Europa. En basket, la sequía es de 18, pero aquella experiencia de Pablito le sirvió para entender que el escudo del Madrid pesa mucho y que no hay maldición que cien años dure. Su tiempo muerto del viernes ante el Barça fue un tiempo muy vivo. Cambió la defensa del equipo y entre Leónidas Reyes y el Chacho se comieron a Navarro y compañía. Laso capitaneará la nave que nos llevará a la Novena. Messina está out. "En Londres está el malo", dijo en plan retador. Cierto, Ettore. El bueno es Laso.