La nueva Ley es un brindis al sol
El Congreso ha aprobado una nueva Ley antidopaje, y mucho me temo que se trate de un brindis al sol. Se ha adaptado deprisa y corriendo a la normativa de la Agencia Mundial, da mayor contenido a la nuestra, que elimina, por cierto, la palabra antidopaje no se vayan a herir susceptibilidades, pero los tramposos se nos van a seguir escapando por la gatera. Esta nueva Ley no va a evitar escenas que en nada nos favorecen, como es la de un diputado del PSOE mostrando una comprometedora información sobre Marta Domínguez, senadora del PP, de la cual el gobierno guardó silencio, o impedir que hasta el mismísimo ministro de Cultura y Deporte se encuentre insatisfecho y desazonado por la sentencia de la jueza de la Operación Puerto.
Si los jueces archivan casos como la Operación Galgo, y niegan pruebas o dictan sentencias laxas, será porque las leyes se lo permiten. Las leyes las hacen los políticos, y ayer aprobaron una que sigue dejando a la interpretación de los jueces medidas más duras. Si la Ley contemplase tres años de prisión para quienes administran o inducen al dopaje nadie se iría de rositas; si doparse fuera delito, los jueces utilizarían ellos mismos contra quienes lo consumen esas pruebas que ahora niegan, y también considerarían proporcionales métodos que descartan para una simple sanción. Pero los políticos prefieren considerar víctimas a los tramposos, lo cual les deja fuera del proceso penal. Pasó hace siete años y vuelve a pasar ahora. Estamos en las mismas.