En manos del talento
Tiempo de Novena. También eran novenas aquellos ejercicios de devoción religiosa que en las antiguas Grecia o Roma buscaban apaciguar a los dioses. Hay mucho madridista potencialmente apaciguable pero en el caso que nos ocupa no debería hacer falta tanta oración ni molestar a las divinidades para objetivos tan alcanzables. El destino le ha puesto al Real Madrid su novena Copa de Europa en modo y tiempo presente. Es su turno. Con el Barcelona y con Messina en el mismo sarao, para mayor regocijo. El primer título de Euroliga en dieciocho años reportaría vastos y variados beneficios para el cotejo de la sección blanca y un bálsamo impagable contra la inflamación actual de los chispazos futbolísticos. La plantilla, la temporada y el estado actual de forma barren claramente a favor del equipo de Laso para la semifinal. El Madrid lleva una temporada implacable con el borrón de la derrota de las dos prórrogas en la Copa del Rey contra el Barça, pero ahora, sin Mickeal, no debiera haber ni sustos ni imponderables periféricos. El Madrid necesita mirarse al espejo y creerse lo que ve antes de dejar hueco para un marco más a la derecha de la foto de Sabonis con la Copa en Zaragoza 95.
No todo es correr. No todo es correr ni anotar para el Madrid. En esta Euroliga ha ganado siete partidos sin la necesidad de meter ochenta puntos. Y qué decir del tres a cero contra el Maccabi, una eliminatoria en la que el equipo israelí promedió 58 puntos por encuentro. El estilo que fue marca y punto de partida planteó correcciones bien llevadas hasta dar lugar a un equipo multiregistro. El conocimiento mutuo del que disponen Madrid y Barça debiera dejar el partido a la resolución en manos del talento, en la capacidad de inventar lo imprevisible. En esa suerte Navarro es temible, por supuesto, como Huertas o Jasikevicius. Navarro se ha pasado meses dosificado para reservar y conservar capital físico con este fin de semana marcado en el calendario. Pero la baraja de estampas de la onomástica blanca luce actualmente mayor grosor con recursos gourmet en la creación y la improvisación como los de Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Carroll o Mirotic.
Menos armas, más pizarra. Xavi Pascual dice que debido a los problemas de ausencias y lesiones en su plantilla su responsabilidad aumenta. Su intención será hacerse dueño táctico del partido y para ello, además de sujetar el ritmo, pudiera recurrir de nuevo a la defensa zonal, como en el duelo de los cuartos de final de Copa, a la utilización de Lorbek como cinco y hasta a la reducción de los centímetros del quinteto en algún momento del partido. Ingles y Wallace son factores poco conjugados en las previas pero su presencia e intervención es obligada si el Barcelona quiere competir.
CSKA, favorito. La otra semifinal llega contaminada con la extraña final de la pasada temporada en Estambul. Superioridad anímica, deseos de venganza y espinas clavadas no son más que adornos insustanciales. Lo importante es conocer el verdadero estado físico de Printezis y el grado de permisibilidad arbitral con la defensa del CSKA contra Spanoulis. El campeón ruso es favorito pese a dar la sensación de ser un equipo con bastante margen de mejora. Aunque Teodosic se lleva los flashes y Krstic los elogios estadísticos, es Viktor Khryapa el que puede ganar partidos para el CSKA desde el minuto uno.