Saporta, Samaranch, Sáez...
José Luis Sáez pronunció ayer un importante discurso en los Desayunos de Europa Press. Importante, porque nos hizo sentir orgullo, algo de gran valor en estos tiempos. Orgullo del deporte. De nuestros deportistas y de nuestra capacidad organizadora. No se trataba de lanzar un elogio hacia el baloncesto, que se lo merece, sino a todo nuestro deporte. Con mención expresa a Del Bosque, a Casillas, a Nadal, a Hombrados, a las motos en Jerez, al Mundial de balonmano, a los que vendrán de otros deportes... Es cierto. Somos un referente, y Sáez hace bien en proclamarlo. La marca España que tanto prestigio tiene en el deporte es producto de la excelencia y de la calidad. (El problema de las leyes que nos dejan en vergüenza en materia antidopaje es otro).
Que en el deporte nos vaya tan bien no es casual. Tampoco, que la Federación de Baloncesto se haya convertido en un modelo a seguir. En resultados y en gestión. Sáez ha convertido un país de bajitos en gigantes del baloncesto, y a los patrocinadores en cómplices. Sáez lleva el camino de los grandes dirigentes de nuestro deporte -recordados ayer también- y que, casualmente, también comienzan por s: Saporta y Samaranch. Tampoco hay que esperar a que uno fallezca para contar sus excelencias. Por eso digo que Sáez se está convirtiendo en un dirigente que maneja los hilos del deporte como pocos. Dice que está en su último mandato. Asegura que no tiene decidido su futuro, pero afortunado el organismo donde vaya, porque le hará crecer.